Al Carajo
Cada vez que me mandan al carajo me imagino
que es un bello lugar dónde puedo reposar a la sombra de un árbol
a la orilla de un cristalino rio al que puedo llamar hogar.
Así cada vez que me manden al carajo, es una invitación para volver
al hogar, una invitación para reposar y salir de nuevo.
Digo esto, porque al carajo, ya es un lugar que me resulta familiar.